Tocinillo de cielo, el ibérico más dulce de Confitería Rufino

La Sierra de Aracena es cuna del mejor jamón del mundo. El cerdo ibérico tiene en las dehesas de nuestros pueblos el espacio ideal para su crianza y engorde en libertad, un espacio único catalogado como por la Unesco como Reserva de la Biosfera.

Con esa materia prima y el buen hacer de generaciones de serranos y serranas, no es de extrañar que nuestros jamones, paletas y demás embutidos del cerdo ibérico sean conocidos por todo el mundo, ¿verdad?

Pero en Confitería Rufino también podemos presumir de tener un ‘ibérico’ entre nuestra amplia variedad de sabores artesanales. El tocinillo de cielo es una de nuestras especialidades, uno de los sabores más auténticos de nuestra Confitería desde 1875 y que sigue estando entre los dulces más demandados.

En la Confitería Rufino, nuestros maestros pasteleros han insistido mucho en un detalle: los mejores ingredientes naturales nos darán un resultado final único. Y el tocinillo de cielo es un claro ejemplo. Las yemas de huevo de gallinas de campo conforman la base de nuestra receta centenaria para conseguir un producto fino cuyo sabor embriaga el paladar sin llegar a empalagar. Todo en su punto perfecto.

Porque ahí está el secreto del tocinillo de cielo, un sabor intenso, un color dorado único y reconocible allá donde va y, sobre todo, un toque en el paladar que se mantiene vivo en nuestra memoria.

Presente en nuestras vitrinas de Aracena, Valverde del Camino y Sevilla, el tocinillo de cielo de Confitería Rufino se presenta en su tradicional cápsula metálica en formato grande y también de menor tamaño (para las cajas de nuestros pasteles pequeños, donde es un fijo). Pero como el arte de la pastelería da mucho de sí y siempre nos permite afrontar nuevos retos y propuestas, en Confitería Rufino también preparamos (previo encargo) nuestra corona de tocinillo de cielo, una propuesta de gala con nuestro sabor inconfundible para cerrar un evento especial con familiares y amigos.

¿Apetece?